El sector de la patata en España experimentó el pasado año un aumento de superficie respecto a 2019 de un 1%, aunque la producción cayó un 5%. La exportación igualmente descendió un 8% en volumen, y lo que es más preocupante, un 35% en valor. Las importaciones cayeron un 5% en volumen y un 18% en valor. En este capítulo, Francia continuó siendo el origen fundamental de nuestras compras con un 77% del volumen total -616.200 tons-. Respecto al consumo en los hogares españoles, creció un 16% en volumen y valor, según los datos del MAPA, al igual que el consumo per cápita que pasó de 20,20 kg a 23,70; seguramente los confinamientos y los cierres de la hostelería tienen mucho que ver en este dato. Estos datos fueron analizados en la última reunión del Sector de Patata de Asociafruit, celebrada a principios del pasado febrero. Respecto a la campaña de siembra se estima una reducción en torno al 5% de la superficie sembrada en Andalucía para la próxima campaña. Esta reducción se eleva hasta un 20% en Castilla y León, según los datos que los representantes de esta comunidad autónoma aportaron en la última reunión mantenida con ellos.
Respecto a los efectos que puede tener sobre la campaña la prohibición de uso del clorprofam, parece que productos como el aceite de menta o el dimetilnaftaleno son viables y van a permitir mantener la patata de larga conservación. Otra cosa será la incidencia que tendrá el mayor coste de esta conservación, que se va a multiplicar por 3 o por 4. Lo que sí parece probable es que los volúmenes de patata conservada se van a reducir, sobre todo la de larga duración, por la inversión que requiere, lo que aumenta el riesgo. El dimetilnaftaleno está ya autorizado en Francia, Alemania, Portugal, etc. , sin embargo, en España está aún en trámites de registro.
Respecto a la reforma de la PAC, que debe entrar en vigor el próximo 2023, la situación a día de hoy para este cultivo se puede resumir diciendo que todas las opciones están abiertas. El actual sistema de derechos de pago desaparece. Este año y el próximo asistiremos a un proceso de convergencia dentro de la región y entre regiones. La posición del Ministerio, por tanto, es que, en el sistema de pagos directos entren todas las frutas y hortalizas, incluyendo ahí la patata. Otro tema son las intervenciones sectoriales. Estas medidas, de obligada aplicación por los estados miembros, son las que regula la OCM de frutas y hortalizas y, por tanto, el actual sistema de OPFH que permiten financiar, a través de la figura de los fondos operativos, inversiones en mejoras de la producción, manipulación y comercialización al 50%, hasta un máximo del 4,1% del volumen de la producción comercializada. Como novedad, esta nueva PAC contempla la posibilidad de que los estados miembros puedan dedicar una parte del presupuesto destinado a los pagos directos -entre un 1 a un 3%- a intervenciones en otros sectores. Uno de éstos podría ser la patata. Sin embargo, para la patata existen dos problemas: en primer lugar, el sector debe ser contemplado dentro de la normativa comunitaria para que pueda ser elegible. De momento, el acuerdo del Consejo de octubre de 2020 sí incluye la patata, sin embargo, los textos de la Comisión y el Parlamento no la incluyen. La posición de nuestro Ministerio es favorable y está trabajando para que sí se incluya. Sea como fuere, en el segundo trimestre de este año debe haber un acuerdo. De incluirse la patata, luego habría que contar con que el MAPA decidiera aplicar esa parte del presupuesto a otros sectores, y que entre esos sectores se incluyera la patata.